domingo, 18 de marzo de 2018

La educación de la mujer española en el siglo XIX.



Pilar Ballarín Domingo es Catedrática de Teoría e Historia de la Educación en el Departamento de Pedagogía y en el Instituto universitario de Investigación de Estudios de las Mujeres y de Género​ de la Universidad de Granada. Miembro del Grupo de investigación consolidado del Plan Andaluz de Investigación HUM-603- Estudios de las Mujeres desde sus inicios.

En este artículo nos hablan de las dificultades de las mujeres para acceder a la educación y las diferencias que había en las tareas o lo que estaba permitido hacer si eras una mujer de clase media, alta o baja.

En el artículo podemos ver como la autora intenta explicarnos las diferencias que había entre las mujeres de clase alta que tenía que aprender a leer, escribir, cocinar o saber coser, no podían hacer ejercicio físico porque eso era masculino y tampoco podían salir solas. A los 15 años cuando ya está preparada se presenta en sociedad, cambia su ropa y busca un marido, si no lo encuentra se convertirá en una “solterona”.

La mujer de clase media desde mi punto de vista es el papel más difícil porque no puede trabajar ni aunque estén en la más absoluta miseria ya que su padre o marido no las dejan. Simplemente tienen que aparentar que tienen una vida maravillosa y acomodada.

Por último las mujeres de clases populares, se sienten como si abandonaran el cuidado del hogar y de sus hijos porque ellas tienen que trabajar en el sector obrero por necesidad. La mujer campesina que es el grupo numéricamente más representante en las clases populares, tiene que saber tejer, criar el ganado, cuidar la huerta, su trabajo es fundamental para ayudar económicamente a la familia.

En este texto además de hablarse de la importancia de la introducción de la mujer en las escuelas se ve la importancia de que deje de verse al sexo femenino como en un lugar inferior al masculino. Para las mujeres no hay tres posiciones, simplemente ven las mujeres ricas y las pobres. El texto nos empieza hablando de las mujeres de clases populares concretamente de las campesinas, pero también hay mujeres que se dedican a llevar las labores domésticas en otras casas. La política educativa decimonónica, en su empeño por erradicar el analfabetismo, por diversos y cambiantes motivos colaborará a su amplificación a partir de tres convicciones, considerando que la instrucción de la mujer es un asunto privado, que su enseñanza tiene que ver con la instrucción propiamente y por último consolidando un currículum diferenciado.

La Ley Moyano, en 1857, estableció la obligación de crear tanto escuelas de niños como de niñas.

Es muy importante entender que el verdadero progreso consiste en formar hombres buenos, no hombres sabios, se creará un ambiente positivo para la mujer y se propiciará la idea de la instrucción femenina pública como un «mal menor» necesario.

Con la Ley de 1857 llegó la obligatoriedad de escolarizar a las niñas.

La mayoría de las veces el analfabetismo por parte de la mujer y la distancia con los hombres era por la forma de vida, las costumbres y la mentalidad.

Después el artículo nos habla de la educación de las mujeres de la clase alta, como ya he dicho anteriormente la mujer tenía que aprender los trabajos propios de su sexo, tenía que llevar una vida sedentaria y si caían enfermas por este motivo era sinónimo de belleza. Lo único que tenías que hacer era encontrar un buen marido.

Con respecto a las mujeres de clase media, este grupo tiene un nivel de vida superior al asalariado. La mujer como he dicho anteriormente puede realizar tareas dentro de la vivienda pero cuando sale no puede hacer nada. Hay que señalar que esta mujer hogareña, privada de iniciativa, contrasta con la actividad laboral de la clase baja y la actividad social de la alta, y no podemos olvidar esto para comprender el papel fundamental que la religión ocupará en la vida de estas mujeres, cuyos rituales y moral van a coincidir con la moral social.

Para que la mujer accediera a la escuela tenía que cumplir una serie de requisitos: conocimiento de la doctrina cristiana, saber leer y tener conocimientos de los «principios de escribir», si bien estos dos últimos requisitos no eran indispensables.



Enfermería y magisterio eran ejemplos de estudios que estaban más dirigidos a mujeres.

Hubo que esperar a 1888 cuando ya 10 mujeres habían cursado estudios universitarios y no será hasta 1910 cuando se dicte una orden que permita a las mujeres matricularse libremente en la enseñanza universitaria oficial sin previa consulta a la autoridad.

Los krausistas aspiran a una mujer complemento armónico del hombre, aparentemente más igualitaria y que, no necesariamente, está destinada al matrimonio.

A ésta siguieron otras iniciativas: La Asociación para la Enseñanza de la Mujer (1870-71), la Escuela de Comercio para Señoras (1878-79), la Revista La Instrucción de la Mujer (1882), etc…



Las iniciativas institucionistas no tendrán una repercusión inmediata en la incorporación laboral pero, abren a la mujer española las puertas del ejercicio profesional en determinados campos generando con ello una nueva dinámica.

El debate alcanzará al siglo XX sin conseguirse una mayoría de opiniones favorables a una educación igualitaria. El tema salta a la calle, pero seguirán siendo mayoritariamente los hombres los protagonistas.

Las posiciones más tradicionales defenderán que las niñas deben educarse en familia, la escuela pública es para ellas una fatalidad.

Por último, en el Congreso Hispano Portugués Americano de 1892, que dedicó una sección a la educación de la mujer, si analizamos las votaciones, nos encontramos que el 75% estará a favor del derecho de la mujer a desarrollar todas sus facultades y solo el 44% estará de acuerdo en que se incorpore a todas las profesiones.





Finalmente la autora no nos indica una conclusión asique la voy a formular a continuación. Yo creo que se puede ver con este texto la dificultad de ser mujer en esa época, las injusticias que tuvieron que vivir de no poder estudiar y utilizarlas como objetos al servicio del hombre, algo realmente injusto. Creo que en las tres posiciones de las mujeres tuvieron que pasarlo realmente mal, porque no todas las mujeres que tuvieron que casarse con hombres porque tenían dinero serían felices, ellas no podrían casarse por amor y eso para ellas sería también igual de duro que en el caso de las madres y mujeres de clase media que verían como no tenían comida para dar a sus hijos pero por aparentar no podían trabajar ni aportar en casa. Por no hablar de las campesinas a las que explotarían porque las pagarían muy poco y necesitaban el dinero. Gracias a la lucha de las mujeres todo ha cambiado mucho, aunque nos queda mucho por lo que seguir luchando, a veces leyendo este tipo de textos se te vienen a la cabeza personas que piensan que están en esa época, que creen que las mujeres deben estar a su servicio y que simplemente tienen que cuidar el hogar y los niños y esto es muy frustrante para las mujeres que queremos ser libres sin depender de nadie, estudiar lo que queramos y simplemente tener las obligaciones que queramos tener. Por ello me alegro mucho de que en el pasado lucharan tanto por nosotras y conseguir lo que tenemos ahora un siglo que comúnmente le dicen el siglo de las mujeres y que al final conseguiremos que todas las desigualdades que se siguen arrastrando del pasado, por fin desaparezcan.






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