Pilar Ballarín Domingo es
Catedrática de Teoría e Historia de la Educación en el Departamento de
Pedagogía y en el Instituto universitario de Investigación de
Estudios de las Mujeres y de Género de la Universidad de Granada. Miembro del
Grupo de investigación consolidado del Plan Andaluz de Investigación HUM-603-
Estudios de las Mujeres desde sus inicios.
En este artículo nos
hablan de las dificultades de las mujeres para acceder a la educación y las
diferencias que había en las tareas o lo que estaba permitido hacer si eras una
mujer de clase media, alta o baja.
En el artículo podemos
ver como la autora intenta explicarnos las diferencias que había entre las
mujeres de clase alta que tenía que aprender a leer, escribir, cocinar o saber
coser, no podían hacer ejercicio físico porque eso era masculino y tampoco
podían salir solas. A los 15 años cuando ya está preparada se presenta en
sociedad, cambia su ropa y busca un marido, si no lo encuentra se convertirá en
una “solterona”.
La mujer de clase media
desde mi punto de vista es el papel más difícil porque no puede trabajar ni
aunque estén en la más absoluta miseria ya que su padre o marido no las dejan.
Simplemente tienen que aparentar que tienen una vida maravillosa y acomodada.
Por último las mujeres de
clases populares, se sienten como si abandonaran el cuidado del hogar y de sus
hijos porque ellas tienen que trabajar en el sector obrero por necesidad. La
mujer campesina que es el grupo numéricamente más representante en las clases
populares, tiene que saber tejer, criar el ganado, cuidar la huerta, su trabajo
es fundamental para ayudar económicamente a la familia.
En este texto además de
hablarse de la importancia de la introducción de la mujer en las escuelas se ve
la importancia de que deje de verse al sexo femenino como en un lugar inferior
al masculino. Para las mujeres no hay tres posiciones, simplemente ven las
mujeres ricas y las pobres. El texto nos empieza hablando de las mujeres de
clases populares concretamente de las campesinas, pero también hay mujeres que
se dedican a llevar las labores domésticas en otras casas. La política
educativa decimonónica, en su empeño por erradicar el analfabetismo, por
diversos y cambiantes motivos colaborará a su amplificación a partir de tres
convicciones, considerando que la instrucción de la mujer es un asunto privado,
que su enseñanza tiene que ver con la instrucción propiamente y por último
consolidando un currículum diferenciado.
La
Ley Moyano, en 1857, estableció la obligación de crear tanto escuelas de niños
como de niñas.
Es
muy importante entender que el verdadero progreso consiste en formar hombres
buenos, no hombres sabios, se creará un ambiente positivo para la mujer y se
propiciará la idea de la instrucción femenina pública como un «mal menor»
necesario.
Con la Ley de 1857 llegó la obligatoriedad de
escolarizar a las niñas.
La mayoría de las veces el analfabetismo por parte
de la mujer y la distancia con los hombres era por la forma de vida, las
costumbres y la mentalidad.
Después el artículo nos habla de la educación de las
mujeres de la clase alta, como ya he dicho anteriormente la mujer tenía que aprender
los trabajos propios de su sexo, tenía que llevar una vida sedentaria y si caían
enfermas por este motivo era sinónimo de belleza. Lo único que tenías que hacer
era encontrar un buen marido.
Con respecto a las mujeres de clase media, este
grupo tiene un nivel de vida superior al asalariado. La mujer como he dicho
anteriormente puede realizar tareas dentro de la vivienda pero cuando sale no
puede hacer nada. Hay que señalar que esta mujer hogareña, privada de
iniciativa, contrasta con la actividad laboral de la clase baja y la actividad
social de la alta, y no podemos olvidar esto para comprender el papel
fundamental que la religión ocupará en la vida de estas mujeres, cuyos rituales
y moral van a coincidir con la moral social.
Para que la mujer accediera a la escuela tenía que
cumplir una serie de requisitos: conocimiento de la doctrina cristiana, saber
leer y tener conocimientos de los «principios de escribir», si bien estos dos
últimos requisitos no eran indispensables.
Enfermería y magisterio eran ejemplos de estudios
que estaban más dirigidos a mujeres.
Hubo que esperar a 1888 cuando ya 10 mujeres habían
cursado estudios universitarios y no será hasta 1910 cuando se dicte una orden
que permita a las mujeres matricularse libremente en la enseñanza universitaria
oficial sin previa consulta a la autoridad.
Los krausistas aspiran a una mujer complemento
armónico del hombre, aparentemente más igualitaria y que, no necesariamente,
está destinada al matrimonio.
A ésta siguieron otras iniciativas: La Asociación
para la Enseñanza de la Mujer (1870-71), la Escuela de Comercio para Señoras
(1878-79), la Revista La Instrucción de la Mujer (1882), etc…
Las iniciativas institucionistas no tendrán una
repercusión inmediata en la incorporación laboral pero, abren a la mujer
española las puertas del ejercicio profesional en determinados campos generando
con ello una nueva dinámica.
El
debate alcanzará al siglo XX sin conseguirse una mayoría de opiniones
favorables a una educación igualitaria. El tema salta a la calle, pero seguirán
siendo mayoritariamente los hombres los protagonistas.
Las
posiciones más tradicionales defenderán que las niñas deben educarse en
familia, la escuela pública es para ellas una fatalidad.
Por último, en el Congreso Hispano Portugués Americano
de 1892, que dedicó una sección a la educación de la mujer, si analizamos las
votaciones, nos encontramos que el 75% estará a favor del derecho de la mujer a
desarrollar todas sus facultades y solo el 44% estará de acuerdo en que se incorpore
a todas las profesiones.
Finalmente la autora no nos indica una conclusión asique
la voy a formular a continuación. Yo creo que se puede ver con este texto la
dificultad de ser mujer en esa época, las injusticias que tuvieron que vivir de
no poder estudiar y utilizarlas como objetos al servicio del hombre, algo realmente
injusto. Creo que en las tres posiciones de las mujeres tuvieron que pasarlo
realmente mal, porque no todas las mujeres que tuvieron que casarse con hombres
porque tenían dinero serían felices, ellas no podrían casarse por amor y eso para
ellas sería también igual de duro que en el caso de las madres y mujeres de
clase media que verían como no tenían comida para dar a sus hijos pero por aparentar
no podían trabajar ni aportar en casa. Por no hablar de las campesinas a las
que explotarían porque las pagarían muy poco y necesitaban el dinero. Gracias a
la lucha de las mujeres todo ha cambiado mucho, aunque nos queda mucho por lo
que seguir luchando, a veces leyendo este tipo de textos se te vienen a la
cabeza personas que piensan que están en esa época, que creen que las mujeres
deben estar a su servicio y que simplemente tienen que cuidar el hogar y los
niños y esto es muy frustrante para las mujeres que queremos ser libres sin
depender de nadie, estudiar lo que queramos y simplemente tener las obligaciones
que queramos tener. Por ello me alegro mucho de que en el pasado lucharan tanto
por nosotras y conseguir lo que tenemos ahora un siglo que comúnmente le dicen
el siglo de las mujeres y que al final conseguiremos que todas las desigualdades
que se siguen arrastrando del pasado, por fin desaparezcan.
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